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“Se está juzgando una manera de ejercer el sindicalismo, una manera de entender la represión de la protesta social que ha ejercido el gobierno kirchnerista con la terciarización de la represión mediante patotas sindicales y barrabravas, se está juzgando el enriquecimiento de una caja parasitaria que es la burocracia sindical a costa de los trabajadores, se están juzgando los vínculos entre los poderes políticos y los sindicatos.”

Entrevista a Diego Rojas

Diego Rojas es periodista y autor del libro “¿Quién mató a Mariano Ferreyra?”, una compleja y minuciosa investigación realizada en tiempo record que salió a la luz a tan solo cinco meses de los hechos del 20 de octubre de 2010.  El trabajo de Rojas es un elemento probatorio en la causa y dialogó con (8300) sobre ello.



 

-Tu trabajo es una prueba para la causa y vos vas a ser testigo en ella, ¿qué podés decir al respecto?


-El libro fue incorporado a la causa y fue incorporado como un elemento de prueba. Fue solicitado por el Tribunal, así que forma parte de la instancia judicial del caso. Yo fui convocado como testigo de la causa y creo que no solamente por el libro, sino que después la investigación que estaban realizando prosiguió y hay algunos elementos posteriores a la edición del libro; mi testificación en el juicio posibilitaría la incorporación de estos elementos novedosos en este litigio. Estos elementos también van a formar parte de la edición ampliada y corregida de “¿Quién mató a Mariano Ferreyra”, que va a salir en el mes de septiembre.



-Vos realizaste la investigación en cinco meses a partir del asesinato de Mariano y el juicio recién comienza casi dos años después, ¿qué opinión tenés sobre estas diferencias temporales?



 

-La justicia no está actuando de manera negativa respecto a la cuestión temporal. Este juicio empieza antes de dos años de acontecido el asesinato de Mariano Ferreyra. Los tiempos judiciales son distintos a los periodísticos. La investigación se realizó en poco tiempo, a la par de la justicia, y llegó a las mismas conclusiones. En el terreno de lo legal hay una serie de posibilidades de dilatación del juicio.  Igounet, que es el abogado defensor de Uño, uno de los miembros de la patota más activos, y que es un provocador, un abogado fascista, acaba de poner una recusación que fue rechazada en primera instancia, pero que fue elevada por eso mismo a casación. El lunes mismo el Tribunal deberá decidir si hace caso a esa recusación y no empieza este juicio, sino que lo suspende, o si basado en fallos anteriores deja que este pedido de recusación tome su camino y de todas maneras sigue adelante el juicio sin hacer caso a esta maniobra dilatoria de Igounet y de la defensa pedrazista. Los abogados defensores de la patota, de Pedraza y del “Gallego” (Juan Carlos) Fernández quieren que este juicio se dilate para que así pasen dos años, se tenga que liberar a Pedraza y nunca más regrese a la prisión. Esto no implica que la justicia no haya actuado de acuerdo a los tiempos que corresponden, es más, actuó de manera veloz. Todo acusado tiene derecho a defenderse y en ese derecho a la defensa hay cuestiones que deben resolverse y se debe actuar del modo más adecuado. Dos años no es un tiempo prolongado, son los tiempos de la justicia, que son distintos a los periodísticos o los del sentido común. Las conclusiones que están planteadas en el libro son las mismas que llevó adelante la justicia; la investigación del libro se desarrollaba al mismo tiempo que la investigación de la justicia y llegaron a conclusiones muy similares.



-¿Cuáles creés que pueden ser las consecuencias de esta instancia?



 

-Las consecuencias del juicio pueden ser implacables en el sentido de que no se está juzgando un hecho delictivo solamente, se está juzgando a un régimen. Se está juzgando una manera de ejercer el sindicalismo, una manera de entender la represión de la protesta social que ha ejercido el gobierno kirchnerista con la terciarización de la represión mediante patotas sindicales y barrabravas, se está juzgando el enriquecimiento de una caja parasitaria que es la burocracia sindical a costa de los trabajadores alejados de los intereses de los trabajadores que deberían defender como sindicalista, se están juzgando los vínculos entre los poderes políticos y los sindicatos. Creo que este juicio puede llegar a ser un Aleph, como el que imaginaba Borges, sobre el que puede verse más allá del hecho criminal en sí; se puede ver el funcionamiento de un régimen social que está agotado.



-¿Qué estimás que puede suceder dentro de la clase trabajadora en este contexto?



 

-Estos son los vértices que deberían llevar a la deliberación y a la posterior conclusión en los sectores de la clase trabajadora acerca de cuáles son las tareas para poder avanzar como clase. El crimen de Mariano Ferreyra expone a las claras la burocracia que es parasitaria y que debe ser desterrada de las organizaciones obreras. Esta exposición de este régimen podría llevar a que se produzca esta deliberación a la vez que esta deliberación se va a desarrollar por sus propios cauces debido a la situación de crisis económica y política que está viviendo el kirchnerismo, que se va a agravar y no tiene posibilidades de no agravarse ya que está encerrada en un camino sin salida, porque la economía argentina está en medio de la crisis económica mundial más grande de las últimas décadas y hay que salir con rápidas respuestas para esto. Entonces, conjugadas estas dos cuestiones, la crisis económica y política que vive el país y que se está profundizando, sumadas a la posibilidad de que esto sea reflejado en el espejo en que puede transformarse este juicio oral, podría ser un aliciente para que esta deliberación entre en los sectores laboriosos y que cuando se produzca haya un avance, se saquen las conclusiones adecuadas y se decida avanzar en los intereses propios de la clase trabajadora, esto implica necesariamente barrer las burocracias sindicales.



-¿Qué le falta a este juicio?



 

-Hay una parte del juicio que está ausente, que está conformada por los empresarios que no están siendo juzgados, que dieron pie a que se conforme la patota liberando a más de cien trabajadores con licencia extraordinaria para que pudieran conformar este grupo de choque que atacó a los trabajadores terciarizados que estaban protestando por condiciones laborales. Se va a plantear esto, es más, hay causas abiertas. José Luis García, que es uno de los testigos en este juicio, es un ex gerente de pagos de Ugofe que denuncia cómo se desviaban fondos estatales que debían servir para pagar los salarios, que salían de la Subsecretaría de Transporte Ferroviario, del bolsillo de los trabajadores de donde tomaban un treinta porciento. Los abogados proponen que esta denuncia se incorpore a esta causa. Por otro lado está la cuestión de la Subsecretaría de Transporte Ferroviario, que sigue funcionando en las mismas manos del hombre que propició el negocio de la terciarización en el caso de Mariano Ferreyra y que además es el responsable e imputado en el juicio por la tragedia de Once. Guillermo Antonio Luna, que es un hombre del kirchnerismo, sigue comandando la Subsecretaría de Transporte Ferroviario pese a ser el protagonista y uno de los responsables de los dos hechos más conmocionantes en la política de los últimos tiempos, como son el crimen de Mariano Ferreyra y la tragedia de Once que se cobró cincuenta y un muertos.



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